75 años

Edicion_2727

Las Mujeres de ‘El Monstruo’

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“Las mujeres son la perdición de los delincuentes” es un dicho común entre agentes de inteligencia. No por traición, sino por afecto. En el caso de Erick Moreno Hernández, alias ‘El Monstruo’, la grieta sentimental fue el principio del fin. Su entorno íntimo no solo lo acompañaba: también lo exponía.

Moreno, líder de ‘Los Injertos del Cono Norte’, se ocultaba hasta marzo en Paraguay junto a Dayana Jazmín Martínez Valdés, su pareja y presunta operadora financiera. Desde una casa de campo con cámaras de seguridad, el cabecilla –ya sin bigote ni cabello corto– dirigía extorsiones a empresarios del transporte en Lima Norte. Con Dayana se habría vinculado un año antes en Bolivia, durante una noche anónima en una discoteca.

Pero no era la única. ‘El Monstruo’ también mantenía contacto con Liseth Cruz Ruiz, alias ‘La Patrona’, madre de sus tres hijos, capturada en Santa Cruz y extraditada al Perú. Otra figura clave fue Claren Grace Bados Neyra, influencer y aparente empresaria de cosméticos, que en realidad habría usado su presencia en redes como fachada para transferencias millonarias al extranjero. Según la Fiscalía, ambas mujeres integraban el brazo financiero de la red criminal.

Liseth Cruz Ruiz, alias ‘La Patrona’, era la encargada de movilizar dinero, armas y municiones.

EL DINERO QUE SE ESCONDE EN GOTAS

Desde el extranjero, Moreno Hernández continuaba controlando su red. Audios difundidos por Cuarto Poder revelan su tono amenazante: “No me vuelvas a llamar si no es para pagar”. Empresas como ‘Nueva América’ cedieron ante la presión.
Pero el dinero no viajaba directo. Más de 25 personas –muchas mujeres jóvenes– operaban una red de pitufeo financiero, fragmentando sumas en cientos de transferencias pequeñas para evadir el radar bancario.

Dos hermanas fueron clave: Geraldine y Josety Medrano. Geraldine enviaba remesas a cuentas ligadas a Moreno; Josety acumuló más de 2700 depósitos fraccionados por más de S/ 200 mil. La figura central fue Claren Bados, quien habría movido más de S/ 2 millones. El fiscal Edwin Velásquez confirmó: todo provenía de la extorsión al transporte urbano.
Incluso un policía, el suboficial Giorgi Araujo Alva, habría colaborado desde la comisaría de Santa Luzmila.

EL INFILTRADO QUE TUMBÓ EL CASTILLO

Nada de esto hubiera sido posible sin “Titi”, el agente especial que se infiltró durante seis meses en la organización. Con identidad falsa, recolectó videos, audios, nombres y evidencias bancarias.

Gracias a su trabajo, se identificó a los testaferros –“Josety”, “Vero”, “Geraldine”– y se rastreó el flujo de dinero desde penales como Lurigancho, Huaral y Chorrillos, donde la red seguía operando desde dentro.

“Titi” fue quien señaló a Claren Bados como un eje financiero. Su informe a la Policía fue decisivo: “La persona Bado Crace es uno de los brazos económico-financieros de la organización criminal”. Ese dato encendió la mecha para la caída de ‘El Monstruo’.

EL GOLPE QUE LO CAMBIÓ TODO

El operativo final fue coordinado a nivel multinacional. La Policía Nacional y la Fiscalía capturaron a 27 presuntos miembros de ‘Los Injertos del Cono Norte’.

Entre ellos, la madre de Moreno, Martina Hernández De la Cruz, y su expareja Lizeth Albina Cruz Ruiz, deportada desde Bolivia. A ella se le incautaron celulares, municiones y documentos clave. La red cayó en simultáneo en Lima, Ica, Santa Cruz (Bolivia) y otras ciudades. Se incautaron armas, celulares, documentos financieros y vehículos de lujo.

Pero la pieza más letal era Jhon Jairo Arancibia, alias ‘Yojairo’, número dos de la banda y coordinador de ataques y sicariatos. Su captura fue considerada estratégica para neutralizar la violencia del grupo, quien fue detenido días antes.

EL PATRÓN CRIMINAL QUE SE REPITE

El caso de ‘El Monstruo’ no es único. En 2014, ‘Caracol’ (Gerson Gálvez Calle) operaba desde el Callao; en 2016 fue capturado en Medellín. Este año, en mayo pasado, ‘Cuchillo’ (Miguel Rodríguez Díaz), acusado de una masacre minera, cayó en Colombia junto a su pareja.

El patrón se repite: cabecillas que huyen al extranjero, rodeados de parejas o colaboradoras cercanas, que mueven el dinero en la sombra. La diferencia ahora es la reacción del Estado, que infiltra, monitorea y golpea con precisión quirúrgica.

EL CERCO SE CIERRA

Aunque Erick Moreno Hernández sigue prófugo, su tiempo se agota. El Ministerio del Interior ofrece una recompensa de medio millón de soles por información clave. Las órdenes de extradición ya están activas en Paraguay, Bolivia, Brasil y Colombia.

Allí cayeron sus operadores financieros y sentimentales. Cada nueva captura reduce su margen de maniobra. El que antes enviaba amenazas desde la sombra, hoy duerme ligero, con el Estado respirándole en la nuca.
Ya no lidera un imperio. Solo le queda una red resquebrajada, aliados caídos y una cuenta regresiva implacable.