75 años

Edicion_2727

Inquebrantable Claudia

Me resulta inolvidable una escultura suya, durante buen tiempo conmigo, que hizo en una roca de sal que la humedad de Lima se encargó de licuar.

Seis años después la invitaría a realizar su primera muestra en la Miró Quesada. Posteriormente marchó a Colonia, Alemania a exponer y luego se dedicó a la música, hasta 2005, con “Mar de Copas”, uno de nuestros grupos más emblemáticos. El alejamiento de las galerías se rompió en el 2010 cuando regresa a exponer en Forum, que ha sido su galería hasta esta muestra que nos ocupa hoy.

Desde sus inicios he seguido la carrera de Claudia Salem. Ella tiene una amplia trayectoria expositiva en instituciones locales e internacionales, pero la obra de sus inicios que más me entusiasma es su escultura pública, ganadora del concurso Graña y Montero para el Edificio Real Seis en 1996.

Claudia es una mujer que siempre ha indagado en varias direcciones. Desde 2013 está a cargo del estudio de Aldo Chaparro en Lima, lo que sin duda ha influido en su vision de la contemporaneidad, algo que pudo apreciarse en “Drishti”, su última exposición.

Se trata de una muestra fuera de todo encasillamiento. A pesar de que muchos la consideran escultura, todas son líneas de acero adosadas a las paredes y algunas piezas autónomas que parecen dibujadas en el aire.

“Sumud” palestino hecha de hierro e imanes.

A pesar de no haber estudiado con Cristina Gálvez, en muchos de sus trabajos se nota un “trazo” paralelo al de la maestra, particularmente en la mano y en el rostro. En cambio, otros como los textos, lucen “escritos” de manera espontánea, donde todo aparenta haber sido hecho en medio del delirio. Son los que más me apasionan. “El deseo” por ejemplo tiene una espontaneidad producto de un trance y que sin embargo es el resultado de una elaborada lucha con el metal.

“Drishti”, el título de su muestra, significa “mirada” o “punto de enfoque”, un concepto fundamental en la práctica del yoga para calmar la mente. Sin embargo, más allá de toda especulación, muchas obras lucen como resultado de una escritura automática. Estos metales tienen una apariencia cercana al ideal surrealista, próximo a la supresión del control racional y a la libre expresión del subconsciente.

Ani Bustamante en su poética presentación nos habla de una obra “que se despliega en un territorio donde el lenguaje se topa con su límite. …En ese espacio de fractura, …, Salem nos propone trabajar con los escombros. Así descubrimos otra lengua, cuyo sonido es capaz de sobrevivir al exterminio”.

Claudia es una guerrera en todos los campos de la vida. Su obra del “Sumud” palestino hecha de hierro e imanes es extraordinaria. Es una palabra árabe que significa firmeza o perseverancia y se refiere a las maneras de sobrevivir en un contexto de adversidad crónica. Ella sostiene que “hay algo inquebrantable en la idea de Sumud. Cuando no se tiene el poder, el recurso es existir tercamente, preservando lo que nos define”.

Admiro su lucha y me identifico con ella.