Desde fines de marzo, la brújula de la fotógrafa Marina Gozalo apunta hacia el corazón del país: fue nombrada explorer y Embajadora Oficial en el país por National Geographic Camping Peru, una misión de dos años que la llevará a acampar, registrar y narrar visualmente distintas regiones del Perú, comenzando por Magdalena del Mar, su barrio, su primer campamento oficial.
“Lo que busco es armar una red de 24 embajadores, uno por departamento. Que cada región cuente su historia desde adentro”, explica con entusiasmo.

Su historia empezó mucho antes, entre flashes, barcos, mochilas, maletas y ponchos impermeables. En 2016, fue reconocida por NG Camping Perú como reportera gráfica, pero por entonces su vida giraba en torno al trabajo de relaciones públicas. La decisión de cambiar de rumbo coincidió con una oferta para embarcarse en Royal Caribbean, como fotógrafa oficial. “Pasé dos de tres exámenes, y me dijeron: tu personalidad marca la diferencia. Hicieron una excepción porque pasé matemáticas en inglés. Desde ahí no paré”, recuerda.
Durante cuatro años recorrió el Caribe, el Mediterráneo, el Báltico. A su regreso, fundió su experiencia en PR con la creación visual. “Hoy no basta con tomar fotos. Tienes que producir, contar historias, crear conceptos completos”, afirma. Lo demostró en Lunahuaná, donde documentó el hallazgo arqueológico de la momia Katherine de Lunahuaná e impulsó la cobertura mediática. “Llegué por casualidad y vi a la Virgen de Guadalupe apenas bajé. Sentí que estaba en el lugar correcto”.
La fe, como el arte, forma parte de su equipaje. Lleva siempre una pequeña estatua de la Virgen de Guadalupe. Y aunque parece una anécdota, lo místico convive naturalmente con lo técnico. Habla con devoción de su Nikon D7100, con la que ha registrado desde fiestas populares hasta restos arqueológicos. “Mi cámara es una extensión de mí. Ha estado en el mar, en el aire, en la selva. Ahora me acompaña a cada campamento”.

Magdalena será la base inicial de esta nueva aventura. Luego vendrán destinos como Lunahuaná y otros aún por confirmarse. “Ya coordiné con el serenazgo, tengo todo autorizado. Vamos a acampar. Y si sale el sol, mejor. Porque una sola luz basta para una gran foto”.
Desde su nombramiento como explorer, ha sumado alianzas con municipalidades, marcas y medios locales, convencida de que el impacto visual también se construye en comunidad. “Esto no se trata solo de acampar, sino de activar un circuito cultural desde el registro visual”, afirma. Su trabajo actual incluye mapeo de locaciones, coordinación logística con autoridades locales y producción de contenido que será compartido tanto por NG Camping como por los propios actores regionales.
Su ambición es clara: llevar la estética y la narrativa de Nat Geo al registro local. Lo que se logró con la gastronomía, quiere replicarlo con la imagen. “No es solo contar qué hay en un lugar, sino cómo se siente estar ahí. El Perú no se explica, se vive. Y se documenta”.
En sus recorridos tiene como propósito presentar una propuesta para descentralizar la narrativa audiovisual. “Es importante que se vea el Perú desde el Perú. Esa es la apuesta”, asegura. Con mochila al hombro y sensibilidad aguda, avanza firme en su travesía. Porque, al final, ser explorer no es solo llegar a nuevos lugares, sino mirar lo conocido como si fuera la primera vez para inspirar a las nuevas generaciones. (M. R)

