En plena carrera por la supremacía orbital, el gobierno de EE. UU. ha revelado su ambicioso plan Golden Dome, un sistema de defensa antimisiles de nueva generación que se apoya en la reciente Fuerza Espacial. Con un presupuesto estimado de USD 175 mil millones y una fecha de operación proyectada para 2029, la iniciativa busca detectar y neutralizar amenazas mediante interceptores espaciales y una red de sensores y comunicaciones capaces de emitir alertas casi en tiempo real.
HERENCIA DE UNA GALAXIA MUY, MUY CERCANA
En los años 80, Ronald Reagan lanzó la Iniciativa de Defensa Estratégica, conocida como Star Wars, destinada a destruir misiles enemigos en pleno vuelo. El proyecto fracasó por limitaciones tecnológicas y temores de proliferación incontrolada. Hoy, sin embargo, el contexto geopolítico y los avances tecnológicos han revivido la necesidad de una defensa en capas antes de que un arma de largo alcance amenace la seguridad nacional.
AMENAZAS SIN FRONTERAS NI TRAYECTORIAS PREVISIBLES
El espectro de peligro se ha ampliado: satélites rusos con carga ofensiva, vehículos hipersónicos nucleares chinos, enjambres coordinados de drones y misiles erráticos como el que Irán lanzó contra Israel en abril de 2024. “Hacia 2050 debemos esperar amenazas ultraprecisas lanzadas desde cualquier dominio, incluido el espacio”, advirtió Frank Kendall, exsecretario de la Fuerza Aérea, en un informe de diciembre. “No habrá santuarios. El espacio será el dominio decisivo de casi todas las operaciones militares”.
L3HARRIS Y LOCKHEED MARTIN, PROTAGONISTAS DEL NUEVO ESCUDO
Los gigantes del sector defensa ya se posicionan. L3Harris Technologies proveerá comunicaciones satelitales de nueva generación y sensores infrarrojos, mientras Lockheed Martin desarrollará interceptores espaciales e integración terrestre. Ambas firmas proyectan ingresos multimillonarios a lo largo de la próxima década. Además, la tecnología podría exportarse –bajo estrictos controles– a países aliados.
LOCKHEED MARTIN: CIFRAS SÓLIDAS, PRESIÓN EN MÁRGENES
En 2024, Lockheed Martin rompió su récord de ventas con USD 71.043 millones, frente a USD 67.571 millones en 2023. Sin embargo, sus utilidades netas cayeron de USD 6.920 a 5.336 millones, afectadas por mayores gastos en I+D y el programa Golden Dome. En el primer trimestre de 2025, registró ingresos por USD 18.000 millones (+4 % interanual) y beneficios por USD 1.712 millones, aunque con márgenes presionados por inversiones en infraestructura orbital. La acción cerró en USD 475,82 el 20 de mayo, 2,5 % por debajo de su máximo anual, con oscilaciones entre USD 419 y USD 509, reflejo de la incertidumbre en torno a los contratos espaciales.
UNA BRECHA LEGAL Y EL FUTURO DE LOS TRATADOS ESPACIALES
Desplegar un escudo orbital plantea enormes retos diplomáticos. La capacidad de interceptar misiles en su fase inicial pondría en jaque la doctrina de destrucción mutua asegurada y aceleraría la obsolescencia del Tratado del Espacio Exterior de 1967, que prohíbe armas de destrucción masiva en órbita. Rusia y China ya han expresado su rechazo y advertido posibles respuestas mediante el fortalecimiento de sus propias capacidades antisatélite.
¿HACIA UNA NUEVA CARRERA ARMAMENTISTA?
Golden Dome podría convertirse en catalizador de una nueva carrera espacial armamentista. Más allá del refuerzo a la defensa territorial estadounidense, el gran desafío será lograr un equilibrio entre disuasión y escalada. La verdadera batalla será política y diplomática: evitar que el espacio exterior se convierta en un nuevo teatro de confrontación permanente.
CONCLUSIÓN
Golden Dome no es solo una evolución tecnológica de una vieja utopía ochentera. Es la apuesta estadounidense por mantener la ventaja estratégica en la última frontera. Con L3Harris y Lockheed Martin a la cabeza, y un escenario internacional cargado de tensiones, el proyecto marcará el rumbo de la seguridad global y el derecho espacial en las próximas décadas. Queda por verse si el mundo puede conciliar un escudo orbital con la paz… o si entramos, irreversiblemente, en una nueva era de tensiones en el cielo.