En el 2332 de la avenida La Mar, en San Miguel, está My home, chifa que los fines de semana tiene buffet y música en vivo.
Su creadora, Any Liu, es “una china bien peruana” que trabaja desde los 14 años y que a los 19 se convirtió en dueña de su propio chifa. Ella tiene otros negocios, pero en My home pone toda su energía. Escucharla hablar de los detalles y ver cómo prepara cada servicio del restaurante es fascinante. Está a cargo de todo y aunque ya no para metida todo el día en la cocina, se le ve pasear por el salón asegurándose de que todo esté limpio y en su sitio.
Para mejorar la oferta de su carta y que sea atractiva para el público, cada dos años trae desde China cocineros que se encargan de ajustar la carta, un trabajo muy difícil porque en el Perú la comida china ya es parte de la comida tradicional y cada día somos más exigentes.

De hecho, es la primera vez que escribo sobre un chifa porque es muy difícil recomendar uno. Todo el mundo tiene su favorito y no admite discusión. El chifa que te gusta será siempre el mejor.
Y aunque me gustan muchos, My home tiene para mí algo especial: los sabores están bien equilibrados y los platos muy bien logrados. Por ejemplo, el pato asado es muy rico y el chaufa hawaiano que se sirve en una piña ardiente, es muy interesante. Está muy rico y la forma como te lo traen a la mesa es un espectáculo.
Conversando con Any, le pregunté algo que estoy seguro a muchos despierta curiosidad: ¿Por qué los platos que sirven a los chinos en los chifas son tan diferentes? Entonces me contó que es un código establecido en su comunidad. “El chino llega y no pide la carta, pregunta qué tienes hoy”.

En esa lista se incluye una variedad de platos muy tradicionales chinos que no necesariamente se preparan todos los días, pero siempre hay algo listo por si llega algún paisano.
Por supuesto que después de esto pregunté ¿Qué hay hoy? Y salí premiado con un plato de rabo de buey guisado –que ya conocía y que echaba de menos– servido en una olla de hierro. Este rabo se cocina por mucho tiempo hasta que la carne esté suave y se desprenda del hueso. La salsa es memorable y combina perfectamente con tallarines o con arroz.
Los rollitos primavera y los dim sum me encantaron, tienen el tamaño justo para comerlos en dos bocados, solos o con alguna otra salsa están muy bien.


Almorzar con Any fue una experiencia muy grata. Conocer su historia, verla abandonarme para conversar con los comensales de otra mesa y luego regresar sonriendo, me hizo entender por qué dice que su trabajo es hacer que la gente que viene a su restaurante se sienta como en su casa.
Entre bocados de cerdo, pato y sonrisas, yo me sentí en mi casa, tanto que terminé comiendo con las manos. Todo estaba muy sabroso y bien servido, pensado para que salgas de allí feliz, así que si un día decides sacarle la vuelta a tu chifa favorito date un paseo por San Miguel y disfruta de la infidelidad sin prejuicios. No tomes mucha gaseosa para que no te llenes rápido porque los platos son gigantes.