75 años

Edicion_2721

Vidas Interrumpidas

La inseguridad ciudadana sigue siendo una de las principales preocupaciones de los peruanos. A pesar de los estados de emergencia decretados y los operativos policiales realizados por el gobierno, la cifra de muertes sigue en aumento. Según el último informe del Sistema Informático Nacional de Defunciones (SINADEF), el país ha registrado un alarmante promedio de seis homicidios diarios en lo que va del año. Hasta febrero de 2025, se han contabilizado 340 muertes violentas en solo dos meses, una cifra que refleja el creciente problema de criminalidad en las calles. Lo que más impresiona y preocupa es que, hasta el 9 de marzo, se han registrado 26 homicidios de menores de edad, de los cuales 7 eran niños y 19 adolescentes.

Mientras la portátil del ministro del Interior, Juan José Santiváñez, se preparaba para recibirlo en los exteriores del Aeropuerto Jorge Chávez, tras su regreso de Bruselas, tres jóvenes en plena edad escolar fueron acribillados con varios disparos en Lurigancho-Chosica, el domingo 9 de marzo.

Lo que prometía ser un fin de semana tranquilo se vio interrumpido por el estruendo de disparos durante las primeras horas de la madrugada del domingo. En el sector B de la asociación Flor de Magnolias, dos sicarios dispararon sin piedad a los tres jóvenes.

El eco de las ráfagas rasgó el silencio de la comunidad, alertando a los vecinos que algo terrible había ocurrido. Al salir en la oscuridad de la noche, se encontraron con una escena dolorosa. Cerca de una cripta, yacían sin vida los cuerpos de una pareja de adolescentes. Las víctimas, Z. S. P. T., hija de la presidenta de la olla común Nueva Esperanza, y su enamorado, recibieron múltiples disparos. Ambos eran estudiantes, a punto de cursar el quinto año de secundaria.

Un tercer joven, identificado como M. L. C., fue hallado a 100 metros de distancia, lo que evidenciaba la barbarie de la escena: un disparo a quemarropa en su espalda y lesiones críticas en su mandíbula lo llevaron a luchar por su vida en el Hospital de Vitarte. Según los médicos, debido a la gravedad de sus heridas, perdió un riñón y, horas después de ingresar a la UCI, falleció.

Los peritos de criminalística que llegaron a la escena del crimen barajan dos hipótesis: la primera es un posible ajuste de cuentas contra la hija de la presidenta de la olla común Nueva Esperanza; la segunda, un conflicto entre pandillas, que abundan en la zona y están ligadas a las barras bravas.

Los agentes de homicidios están recabando imágenes de las cámaras de videovigilancia para identificar a los responsables de este triple crimen, que ha enlutado a tres familias por la pérdida de sus seres queridos.

SEIS HOMICIDIOS DIARIOS DURANTE EL 2025

En los primeros dos meses de 2025, 340 homicidios se han registrado en el Perú, según cifras del Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef). Esto equivale a seis muertes al día en promedio, una cifra alarmante que refleja el incremento de la violencia en el país. A esto se suma el creciente número de heridos de bala atendidos en los hospitales, alertando sobre una crisis en el sistema de salud debido a la falta de personal y recursos para atender la creciente demanda.

Durante la última semana de febrero, los hechos violentos se intensificaron. En El Callao, dos menores de edad fueron asesinados mientras compraban cremoladas, y en Surco, un hombre fue emboscado y asesinado a tiros. Mientras tanto, en La Libertad, tres personas perdieron la vida en un presunto ajuste de cuentas. Estos episodios demuestran la magnitud de la crisis de seguridad en diferentes regiones del país.

El impacto de la violencia no solo se mide en homicidios. Según el Dr. Luis Honorio Arroyo, presidente de la Sociedad Peruana de Medicina de Emergencias y Desastres, los hospitales reciben diariamente víctimas de balas, muchos de ellos jóvenes menores de 40 años. El personal de salud lucha por salvar vidas, pero las estadísticas son cada vez más sombrías. El Ministerio de Salud ha reportado un aumento significativo en los heridos por armas de fuego, pasando de 800 en 2022 a 1400 en 2023, y la situación sigue empeorando.