La posibilidad de que un inca haya realizado una expedición marítima a Oceanía en el siglo XV es una de las teorías más fascinantes de la historia prehispánica. Si esto se confirma, significaría que los navegantes andinos lograron cruzar el vasto océano Pacífico mucho antes que los exploradores europeos, desafiando las narrativas tradicionales sobre los límites de la navegación precolombina. Esta hazaña colocaría al Perú en la historia de la exploración global de una manera que hasta ahora no ha sido completamente reconocida.
José Antonio Salas ha dado un nuevo giro a la historia de la navegación prehispánica con su libro Travesías Ultramarinas de Túpac Yupanqui, publicado con el apoyo de Ernst & Young. En esta obra, el autor no solo revisita las fuentes tradicionales sobre la supuesta expedición del inca a Oceanía, sino que plantea un enfoque innovador que integra la precuela y la secuela de este viaje legendario.
MÁS ALLÁ DEL MITO: LA PRECUELA Y LA SECUELA DEL VIAJE
A diferencia de estudios previos, Salas ha centrado su investigación en los eventos que precedieron y sucedieron a la travesía de Túpac Yupanqui. “La obra se diferencia en que ha tenido en cuenta la secuela del viaje: qué pasó después de lo que cuentan los cronistas, pero también la precuela: qué sucedió antes”, explica. Esta perspectiva permite contextualizar mejor la hazaña del inca navegante y evaluar su impacto en el Tahuantinsuyo y en las regiones a las que llegó.
Uno de los aspectos clave de la investigación es la interpretación de la frase que describe la travesía del inca hacia “las islas de agua”, identificadas como islas habitadas por comerciantes. “Él no llegó a cualquier isla, fue específicamente a esas islas, y por eso infiero que estos comerciantes sirvieron de guías para la travesía, con lo que él ganó habilidades marineras”, señala Salas. Esto refuerza la idea de que no fue un viaje al azar, sino una empresa planificada con base en conocimientos de navegación previos.
EXTRAPOLACIONES Y EVIDENCIA CIENTÍFICA
Salas ha utilizado técnicas de extrapolación para analizar las posibilidades de la expedición, comparando la velocidad de las embarcaciones incaicas con las de expediciones modernas, como las de Thor Heyerdahl y Carlos Arca. “Todos demoraron un poco más de tres meses en cruzar el océano”, comenta. Asimismo, ha recurrido a simulaciones computacionales de corrientes marinas, que han mostrado una alta probabilidad de que una embarcación partiendo del Perú llegara a las Islas Marquesas.
Otro punto revelador es la evidencia genética. “Hoy se tiene conocimiento de que el 5 % del ADN de los polinesios es sudamericano”, afirma. Esto refuerza la hipótesis de contacto entre ambas civilizaciones, planteada décadas atrás por Paul Rivet y descartada por muchos en su momento. Además, el hallazgo del término kumara (camote) en la Polinesia, similar a kumar en quechua, sugiere un vínculo lingüístico que avala la conexión entre estas culturas.
EL PROCESO DE DECISIÓN Y LA VISIÓN DEL INCA EXPLORADOR
Según Salas, la decisión de Túpac Yupanqui de emprender este viaje no fue improvisada. Relata que el inca consultó a un nigromante para verificar la veracidad de los relatos de comerciantes que hablaban de tierras lejanas. “El tal nigromante hace un viaje extático y confirma que las islas existen. Entonces, Túpac Yupanqui decide ir”, explica. Esta narrativa encaja con la mentalidad exploradora del inca, similar a la de otros grandes navegantes que desafiaron los límites conocidos de su época.
REINTERPRETANDO LAS CRÓNICAS: LO QUE SE SABÍA Y LO QUE NO
Una de las diferencias clave entre la interpretación de Salas y la de historiadores previos, como José Antonio del Busto, radica en la lectura de los detalles narrados en las crónicas. Salas argumenta que las islas visitadas por el inca eran habitadas, lo que descarta hipótesis como la de Galápagos, donde no había asentamientos permanentes en la época prehispánica. Además, destaca que las crónicas mencionan trofeos traídos de la expedición, como oro y huesos de grandes animales, posiblemente ballenas.
Otro punto de divergencia es la interpretación de la palabra yana en quechua. Mientras que Del Busto sugería que Túpac Yupanqui trajo “hombres negros” de su travesía, Salas plantea que el término podría referirse a sirvientes o esclavos capturados en la expedición. “Cuando se sigue la secuela del viaje, se dice que eran hombres de muchos pueblos y razas, lo que refuerza la idea de que no eran necesariamente africanos, sino pobladores sometidos”, explica.
UNA HISTORIA EN EVOLUCIÓN
La investigación de José Antonio Salas no solo aporta nuevas evidencias y perspectivas sobre la travesía de Túpac Yupanqui, sino que también invita a replantear el relato oficial de la historia prehispánica. Su trabajo, basado en un cruce riguroso de fuentes, análisis científicos y exploraciones de campo, sugiere que la travesía del inca navegante no es solo una leyenda, sino un episodio documentado con implicaciones trascendentales en la historia de la navegación mundial.
Con esta obra, Salas desafía la visión tradicional y abre la puerta a futuras investigaciones que podrían redefinir el papel del Perú en la historia de los grandes exploradores del mundo antiguo. La travesía ultramarina de Túpac Yupanqui, más que un mito, podría ser una de las mayores gestas náuticas de la historia precolombina.